En el Día Mundial de la Concientización sobre el Ruido, es clave recordar que el sonido excesivo no solo molesta: también puede afectarnos la salud. La contaminación acústica, provocada por ruidos de cualquier origen e intensidad, tiene consecuencias directas en la calidad de vida, tanto a nivel ambiental como en la salud física y mental de las personas.

Desde el tránsito urbano hasta los aparatos electrónicos, los ruidos que nos rodean a diario pueden generar estrés, trastornos del sueño, dolores de cabeza, problemas cardiovasculares y pérdida progresiva de audición

En Argentina existe una legislación que prohíbe causar ruidos molestos en determinados horarios y zonas. Sin embargo, el ruido es una forma de contaminación difícil de controlar, y muchas veces naturalizamos su presencia hasta que sus efectos se vuelven evidentes.

¿Qué podemos hacer para reducirlo?

Aunque el entorno sonoro parece incontrolable, sí hay acciones concretas que cada persona puede incorporar para protegerse y colaborar con el cuidado del ambiente sonoro:

  • Bajar el volumen de los dispositivos electrónicos.
  • Evitar gritar en ambientes cerrados o públicos.
  • Usar tapones o cascos protectores en lugares con altos niveles de ruido.
  • Elegir auriculares con cancelación de sonido en vez de subir el volumen.
  • Procurar descansar en espacios silenciosos.

El silencio también es salud.

Cuidar el ambiente acústico es una tarea colectiva. Crear conciencia sobre los efectos del ruido excesivo y promover entornos más silenciosos es clave para preservar la salud y mejorar la convivencia.