El deporte es sinónimo de salud, diversión y compañerismo, pero también puede implicar ciertos riesgos para la boca. Los accidentes dentales en quienes practican actividad física son más comunes de lo que parecen. Desde un simple golpe hasta la pérdida de una pieza dental, estos traumatismos pueden tener consecuencias importantes. Por eso, es fundamental conocer qué lesiones pueden ocurrir y cómo prevenirlas.
Durante la práctica deportiva pueden producirse fracturas dentarias —cuando se rompe una parte del diente o cambia su forma—, luxaciones —cuando el diente se mueve de su posición— y avulsiones, donde el diente es arrancado completamente y requiere atención inmediata. También son frecuentes las lesiones en labios, lengua o encías, y los traumatismos mandibulares, sobre todo en deportes de contacto. Además del dolor, estos accidentes pueden afectar la estética, la función al hablar o morder e incluso la autoestima.
Los deportes con mayor riesgo son los que implican contacto físico, choques o desplazamientos rápidos. En Argentina, las lesiones bucales son más comunes en el rugby y el fútbol, por los golpes y caídas; en el hockey, básquetbol y handball, por el contacto con jugadores, pelotas o palos; y en las artes marciales y el boxeo, por los impactos directos en el rostro.
La buena noticia es que la mayoría de estos accidentes se pueden evitar o reducir. El uso del protector bucal es la medida más eficaz para prevenir golpes en los dientes. Los protectores personalizados, hechos por el odontólogo, se ajustan mejor y brindan mayor protección que los genéricos. La educación y la concientización también son claves: entrenadores, padres y deportistas deben conocer los riesgos y la importancia de usar protección.
Ante una fractura o pérdida dental, es vital actuar rápido. Si un diente se sale, debe conservarse en leche, en solución fisiológica o dentro de la boca (si no causa dolor) y acudir de inmediato al odontólogo. Los controles regulares ayudan a mantener una boca sana y resistente, y el uso de cascos o máscaras faciales aporta una capa extra de protección en ciertos deportes.
Practicar deportes brinda enormes beneficios físicos y emocionales, pero la boca también necesita cuidado. Cuidar la sonrisa forma parte del entrenamiento. En Argentina, donde los clubes y escuelas fomentan la actividad física desde edades tempranas, incorporar la prevención odontológica deportiva como hábito es esencial. Usar protectores bucales, capacitar a entrenadores y tener un plan ante emergencias puede marcar la diferencia entre una sonrisa sana y una lesión evitable.
Una sonrisa protegida también es una victoria dentro y fuera de la cancha.
Centro Odontológico Monserrat