Tomarte unos minutos para vos puede ser más fácil de lo que imaginás. El autoexamen mamario es un gesto sencillo, rápido y seguro que podés incorporar a tu mes para conocer mejor tus mamas y detectar cualquier señal a tiempo. Con solo unos pasos, podés conectar con tu cuerpo y sumar una herramienta concreta de prevención que complementa los controles profesionales.

El autoexamen mamario permite familiarizarte con la forma, textura y apariencia habitual de tus mamas, permitiendo notar cualquier señal temprana que requiera atención profesional. Es recomendable hacerlo una vez al mes, preferentemente una semana después de la menstruación o en un día fijo si ya atravesaste la menopausia.

Cómo hacer el autoexamen en 3 pasos:

1) Frente al espejo:

Observá tus mamas, primero, con los hombros rectos y los brazos relajados al costado del cuerpo. Luego, colocá las manos sobre las caderas y contraé suavemente los músculos del pecho. Por último, levantá los brazos y entrelazá las manos detrás del cuello.

Mantenete atenta a la presencia de:

  • Hoyuelos, bultos o arrugas inusuales en la piel.
  • Cambio en el tamaño de una o ambas mamas.
  • Cambio de posición, retracción o líquido en los pezones.
  • Enrojecimiento, dolor, sarpullido o inflamación.

2) Primera palpación acostada:

El objetivo de esta palpación será explorar la presencia de bultos u otras anormalidades, examinando la mama desde la clavícula hasta la parte superior del abdomen y desde la axila hasta el esternón.

Comenzá colocando una almohada debajo de los hombros y el brazo derecho detrás de la cabeza. Con la yema de los tres dedos centrales de la mano izquierda, examiná la mama de la siguiente manera:

Con movimientos circulares, recorré la mama en forma de espiral desde la periferia hasta el pezón.

Con movimientos verticales de abajo hacia arriba y viceversa, examiná todo el área.

Colocá los dedos en la periferia del pezón y desplazalos hacia afuera en toda la circunferencia. Repetí lo mismo, pero de afuera hacia adentro.

Palpá la axila de la mama que se está explorando, desplazando la mano por todo el área con movimientos circulares.

Presioná el pezón entre los dedos pulgar e índice y observá si existe algún tipo de secreción. Comprobá buena movilidad levantando pezón y aureola.

3) Segunda palpación acostada:

Repetí el mismo procedimiento con la mama izquierda, colocando ahora el brazo izquierdo detrás de la cabeza y usando la mano derecha para explorar toda la zona.

Hacer del autoexamen un hábito mensual es un gesto simple que suma a tu cuidado integral. Si detectás algún cambio en tus mamas, consultá con un profesional de la salud: la detección temprana puede marcar la diferencia.