Es una festividad que honra a las madres en muchos países del mundo, aunque en fechas distintas. Muchos hijos recuerdan este día, pero pocos conocen su origen.
Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la Antigua Grecia, donde se rendía homenaje a la diosa Rea, madre de Zeus, Poseidón y Hades. Sin embargo, la celebración actual está más relacionada con la historia de Julia Ward Howe (1819-1910), una activista abolicionista estadounidense y defensora de los derechos de la mujer, quien tuvo una vida marcada por desafíos.
Julia nació en Nueva York y quedó huérfana de madre a temprana edad. Gracias a un tío de ideas liberales, accedió a una buena educación, estudiando matemáticas, literatura y varios idiomas. En 1843, se casó con Samuel Gridley Howe, un médico y abolicionista, quien, aunque compartía sus ideas contra la esclavitud, la aisló del mundo exterior, limitando su participación en causas públicas.
A pesar de vivir bajo un hombre controlador, Julia continuó formándose de manera autodidacta, estudiando filosofía e historia mientras criaba a sus hijos. En 1854, publicó «Flores de Pasión», una colección de poemas en los que expresaba su infelicidad matrimonial. Cuando su esposo descubrió la autoría, lo consideró una traición, y llegaron a un acuerdo: Julia obtuvo su independencia económica, lo que le permitió participar más activamente en la vida pública.
En 1862, alcanzó la fama al publicar el poema «Himno de batalla de la República», que le dio mayor autonomía. En 1870, hizo un llamado a las mujeres de todo el mundo para unirse en favor de la paz a través de la Proclama del Día de las Madres, impulsando así la creación de esta celebración como símbolo de unión y paz.
Esta idea fue retomada por Anna Jarvis (1864-1948), otra activista que en 1905 inició la campaña del Día de las Madres, logrando que en 1914 se estableciera oficialmente. Aunque se considera a Jarvis como la fundadora de esta celebración, más tarde intentó boicotearla, ya que se había convertido en un evento comercial, contrario a sus intenciones originales.
Festejemos este día como lo que realmente es: una conmemoración a las madres que anteponen las necesidades de sus hijos a las suyas. Un abrazo, una caricia, una compañía… eso es lo que debemos darles los 365 días del año.